jueves, 16 de julio de 2009

Cuando de competencias se trata y el compromiso se adopta

Geovanny Blanco
Estudiante de RI

Cada vez resulta más común el escuchar acerca de reuniones, convenciones o distintas actividades llevadas a cabo por organizaciones interestatales. Así mismo, es muy común también el dar fallos tirando hacia la conveniencia o la apariencia misma de tratar de darse estas organizaciones por enteradas de las acciones de sus estados miembro, más no dispuestas a participar en situaciones donde se hace inminente la participación de un órgano que pueda rendir juicios objetivos y dictar decisiones salomónicas cuando los conflictos aparecen.
Pero como si se tratase de lo que se debe y lo que no se debe hacer, saco a colación dos situaciones que fungen como puntos equidistantes; por un lado, la resolución de la Corte internacional acerca de los conflictos entre Nicaragua y Costa Rica referentes a la navegación en aguas del Río San Juan, y por el otro, la decisión de la Organización de Estados Americanos de declararse incompetente para tratar la situación por la cuál atraviesa Honduras.
Ambas situaciones pueden hacernos reflexionar acerca de la verdadera razón de la existencia de ambos entes intergubernamentales, dado que mientras la Corte Internacional encausaba sus esfuerzos a esclarecer, no solamente el caso del Río San Juan, sino, múltiples conflictos alrededor del mundo, dado que su función dicta muy claramente el compromiso de dicho órgano y su aporte para la comunidad internacional y la interrelación para con los actores principales la misma.
En contrapeso, el auto eximirse de tratar la problemática de Honduras, provocó para la OEA una opinión que estriba en la percepción de la clara incapacidad de sobrellevar este tipo de acontecimientos, el hecho de condenar y denigrar los hechos que acometen en contra de la democracia es una práctica fácil, pero como organismo, dio un desesperado paso atrás para eludir una difícil tarea.
Nada conveniente resulta ahora el panorama para el ente hemisférico, no al menos en el paisaje que invoca a la confianza, y mucho menos para el Secretario General, el Señor Insulza, quien difícilmente hace mérito para una futura reelección al frente de dicho cargo.
Pero en contraste con todo esto, es difícil saber cuál es el aporte real de la OEA, siquiera es necesario excluirla, ella misma convoca a que los demás prescindan de ella. Pero entonces ¿Hasta dónde llega el compromiso real de dicho órgano a salvaguardar la seguridad de la región?
No es la primera vez que esta organización se ve inmersa en un entredicho, el tema de Cuba también le generó una zozobra importante a la OEA, que sin duda alguna deberá de re direccionar sus actividades, de lo contrario, se convertirá en un ente muy reconocido, pero no muy útil, no hasta que el compromiso sea mayor.

No hay comentarios: